“Ir atrás do amor é um jazz”. El verso de “Um Brinde” ya da la pista: Djavan construyó su nuevo álbum, Improviso (Luanda Records / Sony Music), a partir de los movimientos no programados, del ballet imprevisto y de las jugadas sin ensayo que atraviesan las relaciones amorosas. En 12 grandes canciones propias, 11 de ellas inéditas y, en su mayoría, escritas recientemente, el artista sigue ejerciendo su oficio de abrir nuevas veredas en la gran selva del amor, nota a nota, como quien defiende en la partitura la vida como un estado de acción permanente, pues los afectos estancados se resecan. Escribir sobre el amor nunca es repetirse. Y Djavan se divierte buscando nuevas maneras de navegar por el mismo océano de aguas siempre nuevas. Con producción, dirección artística y arreglos del propio músico, Improviso llega a las plataformas digitales el 11 de noviembre. Es su primer lanzamiento en Dolby Atmos y también tendrá edición en vinilo.
“Um Affair” abre Improviso con una visión bastante libertaria de la relación amorosa. “Num harém, o pecado é de ninguém / Tudo é de graça Nada se tem”, dice la letra, inaugurando una nueva senda dentro del universo infinito de las canciones de amor de Djavan. Y resulta impresionante la fidelidad del compositor a su estilo, incluso cuando transita por caminos inéditos.
La única regrabación del álbum, “O Vento”, fue compuesta junto a Ronaldo Bastos en 1987 y entregada inmediatamente a Gal Costa, la intérprete más representativa de la obra de Djavan, que la lanzó en Lua de Mel Como o Diabo Gosta. La triste partida de Gal en 2022 movió al autor a recuperar la canción, ahora en una versión inédita en su propia voz.
Si la memoria de Gal resuena en “O Vento”, Michael Jackson es el personaje central de “Pra Sempre”, otra melodía de 1987. Cuando el Rey del Pop grababa Bad, Djavan recibió una llamada del productor Quincy Jones pidiéndole una canción para el álbum. Él llegó a componer la melodía, pero no se animó a enviarla. Ahora sale del baúl, casi 40 años después, con una letra nueva en homenaje al propio Michael.
En la pista que da título al disco, “Improviso”, el entrelazamiento entre música y amor se vuelve aún más claro. Quien improvisa deja de lado la melodía predeterminada en favor de lo incierto. Aunque no ocurre al azar, nadie es dueño del Improviso. Según los versos, es el dolor quien empuja al artista hacia adelante, elevando el acto de creación. Solo el Improviso es capaz de abarcar los múltiples movimientos afectivos. “As notas incertas só falam de amor”. La bella melodía cromática acentúa el texto.
En esa misma senda dolorosa de los amores que terminan, “Levei a Noite” es una de las canciones más tristes (y hermosas) de Improviso. Es una balada del tipo que ha llevado al compositor a la radio y a las telenovelas. El género balada, por cierto, es hermano de la sofrência, hijo de la fossa y nieto del samba-canção – ambiente en el que Djavan cantó tanto y tan bien al inicio de su carrera, cuando era crooner en boates cariocas. Tal vez por eso domina con tanta destreza ese paisaje estético capaz de transformar tristeza en redención.
Entre los amores que sí funcionan, Improviso ofrece dos piezas deliciosas. “Cetim” es el samba djavaniano en su sentido más clásico, aunque se trata de una especie de anti “Flor de Lis”, pues aborda el inicio del amor, no su final. Lo mismo ocurre en “Para Nunca Mais Esquecer”, una canción llena de levedad y profundidad, como una banda sonora de Woody Allen. La letra menciona París y a Cyrano de Bergerac. La música mezcla jazz y R&B.
“O Grande Bem” eleva el amor a otra dimensión. Sus versos lo presentan como el motor del planeta. Es el amor quien manda: somos rehenes de ese dios que dirige nuestras vidas, esa entidad que nos levanta y nos derriba cuando quiere. “Ser escravo ou torturador/ Pra ele é igual/ Machuca bem/ Mas não quer mal”. En buena medida, esta canción dialoga con la densa “O Escolhido”, otra pista del álbum. Aquí, el narrador diviniza a la amada (“quase devoto”, “elevo os braços”) en un amor que ni siquiera existe todavía, pero ya es amor.
Es notable el talento de Djavan para ponerse en el lugar del otro cuando escribe. “Falta Ralar!” ocurre desde la mirada de una adolescente de 15 años enamorada de un chico inmaduro de 18, un clásico de cualquier época, ya que las niñas suelen madurar antes. El compositor se inspiró observando a sus nietos.
“Sonhar” es la canción más política del disco. En ella, el sueño roza la pesadilla al reflejar otras angustias de nuestro tiempo. Según Djavan, fue inevitable hablar de la guerra y del momento sombrío que vive el mundo: la total ausencia de amor. Aunque suene pesimista, la canción es también una invitación a soñar, una búsqueda de una mañana en la que despertemos a una realidad más tranquila.
Última de las 12 pistas, “Um Brinde” fue la primera muestra del álbum, lanzada como single el 25 de septiembre. Cierra la escucha y también une el concepto de todo el trabajo: el Improviso, el jazz, que es correr detrás del amor. Las vueltas que debemos dar, los saltos de octava, los solos que el amor necesita para mantenerse encendido.
Poco antes del lanzamiento de la canción, una versión en “djavanés” (sin letra, solo con sílabas y entonaciones libres) fue publicada en las redes del artista para que los fans crearan sus propios versos. Djavan quedó encantado con tantos jóvenes talentosos que enviaron sus versiones. Son parte del creciente número de chicos y chicas de la generación Z que vienen ocupando los conciertos del cantautor. Una investigación reciente sobre el mercado del streaming mostró un aumento del 64% en el consumo de artistas de MPB entre los jóvenes, y Djavan ocupa lugar de destaque entre los preferidos.
En el aspecto visual, Djavan retoma la colaboración con Giovanni Bianco, uno de los nombres más influyentes de la comunicación visual contemporánea. Reconocido por proyectos emblemáticos en música, moda y artes, Bianco fue responsable de la dirección de arte de “D”, su álbum anterior. La fotografía de Improviso es de la dupla Mar+Vin, formada por Marcos Florentino y Kelvin Yule, referencia por su estética audaz y sofisticada. El vestuario es de Claudia Kopke, figura clave en los segmentos de audiovisual, teatro y música, y parte del equipo del largometraje Ainda Estou Aqui, ganador de dos premios Óscar en 2025.
Improviso fue grabado en el estudio Em Casa, del propio Djavan, con músicos fieles que han dado forma a su sonido durante décadas. Torcuato Mariano está en las guitarras y Marcelo Mariano, en el bajo. Paulo Calasans y Renato Fonseca se complementan en pianos y teclados. En la batería, Felipe Alves. Marcos Suzano toca percusión en “Um Affair”, “O Vento”, “Pra Sempre”, “Falta Ralar!” y “Cetim”. En esta última también participan João Viana y Max Viana, en batería y guitarra, respectivamente. João Castilho toca guitarra en “Um Brinde”. El trío de metales que brilla en “Pra Sempre”, “Falta Ralar!”, “O Grande Bem” y “Um Brinde” está formado por Jessé Sadoc (trompeta y fliscorno), Marcelo Martins (sax tenor) y Rafael Rocha (trombón).
Según Djavan, la presencia constante de estos músicos en sus créditos se debe a la relación fluida construida con el tiempo. En cada nuevo proyecto, su búsqueda de caminos inesperados exige el apoyo de instrumentistas que ya dominan su código: aquellos de quienes, con pocas palabras y las notas precisas, logra extraer combinaciones sonoras que ni él mismo conoce de antemano, pero intuye que existen. Con este equipo de amigos cerca, el vuelo libre en las alas del Improviso se vuelve tan grandioso como componer la más nueva de todas las canciones de amor.

