Inazio emprende un viaje a través de las distintas etapas de la vida en Música para bailar sobre el agua, ya disponible
Con el agua como elemento aglutinador, a modo de herramienta narrativa, el joven navarro articula un trabajo conceptual y lleno de buenas canciones, canciones como ese “Deja huella” llamado a focalizar la atención de sus cada vez más numerosos seguidores.
“Deja huella” es uno de los temas que Inazio engloba en la etapa de madurez, junto a “Mi mejor versión” y “Atlántico”. “Es una madurez como sinónimo de estabilidad, de saber que uno es capaz de estar por encima de las situaciones que le plantea la vida, y es también dejar huella, reconocer esa marca, tratar de ser lo mejor que podamos ser”, explica su autor.
Música para bailar sobre el agua regresa igualmente a la infancia (“Oasis”, “Arroyo” y “Nana del marinero”) y a la adolescencia (“Olivia” y “Suave”), junto a dos interludios o transiciones entre etapas como “Junto a la cascada” y “Sálvame”. “Ya sea como un niño que canta para su madre o como un joven que idealiza el amor de manera corporal frente a la espiritual”.
Después de darse a conocer el pasado año con La vuelta a casa, Inazio arma un trabajo honesto en el que las canciones trazan el camino hacia la madurez; no necesariamente hacia la suya propia, aunque no esconda el artista navarro la abundancia de material autobiográfico que ha emergido en sus composiciones.
“El álbum es un viaje por la vida a través del agua, que es protagonista, pero como simple medio, como una herramienta que me permite desarrollar mi visión del mundo”, explica Inazio, que en lo musical transita del pop al folk pasando por un indie rocoso que sus productores, Paco Salazar, St Woods y Javier Ojanguren, se han encargado de suavizar. Todo ello, trufado de chispazos electrónicos que demuestran la versatilidad de un artista que juguetea con los géneros sin perder un ápice de personalidad.
La calidez y la melancolía de sus melodías, la profundidad de las letras y su característica voz completan un distintivo musical perfectamente determinado, el de un artista que traza un más que prometedor camino.