«Finally Over It» de Summer Walker es un álbum que funciona como una confesión y, al mismo tiempo, como una declaración de independencia. Con dos álbumes, diferentes estados de ánimo y una impresionante serie de colaboraciones, Walker aborda los temas de las relaciones, la pérdida y el reinicio de una manera inmediata, madura y profundamente emocional. A lo largo de 18 temas, describe el viaje de una mujer que ha experimentado el peso del amor y la toxicidad, pero que ahora elige mantenerse por sí misma, sin perder ni su feminidad ni su sensibilidad.
El álbum comienza con «Scars», una canción que sirve como introducción a las heridas y experiencias que definieron su historia. Es atmosférico, interno y marca el tono: Walker no oculta nada. En «Robbed You», junto con Mariah la Científica, analiza la sensación de dar más de lo que recibes, mientras que en «No» alza la voz estableciendo límites claros. «Go Girl» con Latto y Doja Cat eleva la intensidad y la confianza, aportando un lado más juguetón y extrovertido, antes de que «Baby» con Chris Brown vuelva a un dulce equilibrio R&B que habla de deseo y química.
«1-800-Desamor» con Anderson. Paak es uno de los momentos más especiales del álbum: un diálogo entre dos voces que conocen el dolor, pero eligen convertirlo en arte. «Heart of a Woman» continúa este patrón de autodescubrimiento, con Walker explorando lo que significa ser una mujer que ama intensamente pero que ya no acepta ser dejada. En «Situationship» aborda las relaciones modernas y fluidas y la incertidumbre que las acompaña, mientras que «Give Me a Reason» con Bryson Tiller cierra el primer álbum con un ambiente más exigente: pide razones para quedarse, ya no retiros a ciegas.
El segundo álbum, con el característico título «For Worse», adentra en zonas más crudas. «FMT» es agresivo, desarmantemente honesto y muestra a una mujer cansada de las excusas. «How Sway» con Sailorr continúa en la misma línea, con una energía más fría, casi distante, como si se alejara de todo lo que no le sirve a su tranquilidad. En «Baller», con GloRilla, Sexyy Red y Monaleo, Walker deja espacio para un estilo puramente crudo y callejero, que resalta su independencia y resistencia. «Don’t Make Me Do It/Tempted» se reproduce en una estructura dual, destacando la lucha interna entre «llega» y «quizá».
En «Get Yo Boy» con 21 Savage, Walker encuentra un diálogo inesperadamente auténtico: él aporta su característica compostura y ella una franqueza que le recuerda que ya no tiene tiempo que perder. «Number One» con Brent Faiyaz se sumerge en un sonido más atmosférico, de R&B, donde la necesidad de priorizar dentro de una relación se hace más evidente que nunca. «Stitch Me Up» aborda las heridas, pero esta vez no para presumirlas; coserlas. «Allegedly» con Teddy Swims aporta una energía soul inesperada, con ambas voces fusionándose en armonía, dando a la canción una gravedad diferente.
El álbum concluye con «Finally Over It», un título que refleja todo el camino: después de lo que pasó, Summer Walker deja claro que está siguiendo adelante. No es solo el final de una relación; Es el fin de un ciclo, de una versión antigua de ella, de un modo de vida que ya no le servía.
«Finally Over It» no es solo una colección de canciones; Es una narrativa, un proceso de sanación y, al mismo tiempo, una reclamación de espacio. Walker presenta un álbum con madurez, coherencia artística y pureza emocional. A través de colaboraciones, cambios de sonido y la sinceridad de las letras, consigue construir una obra que habla del dolor, pero sobre todo del valor de dejarlo atrás. Con «Finally Over It», Summer Walker cierra un capítulo y al mismo tiempo abre uno nuevo — más estable, más consciente y, sin negociaciones, propio.

